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Máxima dio detalles de su noviazgo a la TV holandesa

Saturday, 19 Jan 2002 door Danny

LOS NOVIOS HABLARON DURANTE UNA HORA, DISTENDIDOS Y SONRIENTES

Buenos Aires,

Dio una entrevista junto al príncipe Alejandro. Asegura creerle a su padre cuando dice que no sabía nada de la represión en la dictadura.

Distendidos y muy sonrientes. Así se los vio a Máxima Zorreguieta y su prometido, el príncipe heredero Guillermo Alejandro, durante una entrevista que dieron anoche a la cadena estatal holandesa Net 2. Los novios hablaron durante una hora: repasaron sus casi tres años de relación, pero no adelantaron nada de la boda real, que será el 2 de febrero.

"Si bien es un acontecimiento público, es nuestra propia boda y no queremos que se convierta en una telenovela", dijo el príncipe. La charla fue en holandés, Máxima se las arregló muy bien para contestar cada una de las preguntas de los periodistas Maartje van Weegen y Paul Witteman, ambos especializados en temas de la realeza. Más allá de las limitaciones idiomáticas, la joven argentina llevó la voz cantante en la entrevista que empezó a las 21.22 y terminó a las 22.22, hora holandesa.

Máxima, de 30 años, se presentó a la charla televisiva con el pelo suelto y un trajecito color beige, mientras que el príncipe (34) tenía traje azul marino, camisa blanca y corbata roja. ¿Cómo se conocieron? Así empezó la charla. La pareja contó que fue a través de amigos que los presentaron en la Feria de Sevilla, en mayo del 99. "Al principio no me fijé en él porque no le vi nada especial. Sólo después de hablar fue que me enamoré", admitió Máxima.

Luego le tocó al príncipe contar cómo le había pedido casamiento a su novia argentina. "Se lo pregunté en inglés, como para confundirla. Yo esperaba que en lugar de contestarme yes (sí) me dijera what (qué)", explicó Guillermo Alejandro, sonriente.

Máxima aceptó sin dudar: "Yo sabía que mi vida cambiaría mucho, pero estaba muy enamorada", dijo. La escena ocurrió el 19 de enero del año pasado en el jardín del Palacio Huis ten Bosch de La Haya, la residencia de la reina Beatriz. Allí, el príncipe le enseñaba a Máxima a patinar, y en un alto se acercaron al estanque. Allí Guillermo Alejandro pidió su mano. Aclaró que ya le había anticipado sus intenciones a su madre y al primer ministro Wim Kok.

Máxima contó cómo mantuvo en secreto su noviazgo durante dos meses. Confesó que cuando les contó a sus padres, mintió sobre Guillermo Alejandro: "Les dije que era abogado". Luego, al surgir la verdad, dijo que sus padres viajaron a Nueva York, donde ella vivía, para sacarle la idea de la cabeza. "Pero no pudieron, nos vieron enamorados", dijo Máxima.

Entonces apareció el nombre de Jorge Zorreguieta en escena. El padre de Máxima fue muy cuestionado en Holanda por su función como secretario de Estado durante la dictadura de Videla. Incluso el Parlamento debatió sobre el casamiento. Finalmente todo se arregló cuando el padre de la novia aseguró que no iría a la boda. "Fue su decisión, nadie se lo impuso. Lo hizo desde su corazón para no crear problemas", dijo Máxima. Y aseguró que le cree a su padre, que dice que no sabía de la represión militar de aquellos años. "Estoy convencida de que no sabía nada".

Entonces le preguntaron al príncipe qué hubiera hecho si no le daban permiso para casarse. Romántico, dijo que anteponía el amor a la corona. De la boda contaron que habrá una ceremonia civil y otra religiosa. Y que si bien se hará bajo el rito protestante, viajará un sacerdote argentino —Rafael Braum—a pedido de Máxima, que es católica, para leer parte del Evangelio.

(Bron: Mariana Iglesias, DE LA REDACCION DE CLARIN)